Las válvulas de control direccional dirigen el flujo de fluido a diferentes trayectorias modificando la posición del carrete, lo que permite las funciones de arranque/parada e inversión del actuador. Estas válvulas admiten múltiples modos de funcionamiento (manual, hidráulico, electromagnético o neumático) para satisfacer los distintos niveles de automatización y requisitos del entorno operativo. Las válvulas direccionales hidráulicas y neumáticas ofrecen opciones de materiales, como hierro fundido (para aplicaciones generales) y acero al carbono/acero inoxidable (para medios corrosivos y de alta presión), lo que garantiza la resistencia a la corrosión y al desgaste mecánico incluso en entornos hostiles.

Las válvulas operan a presiones nominales de hasta 210 bar (3000 psi), con versiones de alta presión que alcanzan los 350 bar. El rango de temperatura de operación abarca desde -40 °C hasta +105 °C, con sellos opcionales que permiten una mayor adaptabilidad térmica. Las válvulas de control direccional (como las válvulas de control direccional hidráulicas en miniatura) no solo deben ofrecer un sellado fiable, sino también soportar alta presión, corrosión y desgaste para garantizar un funcionamiento estable a largo plazo bajo cargas pesadas o condiciones adversas. Su compatibilidad con múltiples especificaciones de rosca y conexiones de brida permite que estas válvulas se integren en sistemas de equipos que cumplen con diversas normas. Sus aplicaciones abarcan diversos sectores, como la manufactura, la energía, el procesamiento químico, la ingeniería naval y la agricultura.